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Capital Social y Cultura

Capital Social y Cultura

1ª parte

EL NUEVO DEBATE SOBRE EL DESARROLLO

A fines del siglo XX la humanidad cuenta con inmensas fuerzas productivas. Lasrevoluciones tecnológicas en curso han alterado sustancialmente sus capacidadespotenciales de generar bienes y servicios. Los avances simultáneos en campos como lainformática, la biotecnología, la robótica, la microelectrónica, las telecomunicaciones, laciencia de los materiales y otras áreas, han determinado rupturas cualitativas en lasposibilidades usuales de producción, ampliándolas extensamente, y con un horizonte decontinuo crecimiento hacia adelante. Sin embargo, 1.300 millones de personas carecende lo más mínimo y viven en pobreza extrema con menos de un dólar de ingresos al día,3.000 millones se hallan en pobreza, teniendo que subsistir con menos de dos dólaresdiarios, 1.300 millones de personas carecen de agua potable, 3.000 millones no tieneninstalaciones sanitarias básicas, y 2.000 millones no reciben electricidad.Alcanzar la deseada meta del desarrollo económico y social es más viable que nunca entérminos de tecnologías y potencial productivo pero, al mismo tiempo, el objetivo se hallamuy distante de amplias poblaciones en diversos continentes, entre ellos, en AméricaLatina.La “aldea global” en que se ha convertido el planeta, en donde las interrelaciones entrelos países y los mercados se multiplican continuamente, parece caracterizarse por unaexplosión de complejidad, direcciones contradictorias de evolución, y altas dosis deincertidumbre. Exploradores de las fronteras de las nuevas realidades, como Prygogine[1988], Premio Nobel de Química, ha señalado que la mayor parte de las estructuras de larealidad actual, son “estructuras disipativas de final abierto”, es difícil predecir en quésentido evolucionarán, y las lógicas tradicionales son impotentes para explicar su curso.Morín [1991] resalta que en lugar del “fin de la historia”, vaticinado por algunos quealegaron que al desaparecer el mundo bipolar, la historia sería previsible y hasta”aburrida”, lo que tenemos ante nuestros ojos es que “de aquí en adelante el futuro sellama incertidumbre”. La historia en curso está marcada por severas contradicciones. Así,al mismo tiempo, por ejemplo, que el conocimiento tecnológico disponible ha multiplicadolas capacidades de dominar la naturaleza, el ser humano está creando desequilibriosecológicos de gran magnitud, poniendo en peligro aspectos básicos del ecosistema, y supropia supervivencia. Mientras que las capacidades productivas han llevado la producciónmundial a más de US$ 25 trillones, las polarizaciones sociales se han incrementandofuertemente y, según los informes de las Naciones Unidas (1998), 358 personas sonposeedoras de una riqueza acumulada superior a la del 45% de la población mundial. Lasdisparidades alcanzan los aspectos más elementales de la vida cotidiana. Los aceleradosprogresos en medicina, han permitido una extensión considerable en la esperanza de vidapero, mientras en las 26 naciones más ricas la misma alcanzaba en 1997, a 78 años deedad, en los 46 países más pobres era, en dicho año, de 53 años.La idea del progreso indefinido está siendo suplantada por visiones que asignan un rolmayor a las complejidades, las contradicciones, y las incertidumbres y buscan solucionesa partir de integrar las mismas a las perspectivas de análisis de la realidad.[0]

En este marco general, hay un nuevo debate en activa ebullición en el campo deldesarrollo. Buscando caminos más efectivos, en un mundo donde la vida cotidiana deamplios sectores está agobiada por carencias agudas, y donde se estima que una terceraparte de la población activa mundial se halla afectada por serios problemas dedesocupación y subocupación, el debate está revisando supuestos no convalidados por los hechos, y abriéndose hacia variables a las que se asignaba escaso peso en lasúltimas décadas.Hay una revalorización en el nuevo debate de aspectos no incluidos en el pensamientoeconómico convencional. Se ha instalado una potente área de análisis en vertiginosocrecimiento que gira en derredor de la idea de “capital social”. Uno de los focos de eseárea, a su vez con su propia especificidad, es el reexamen de las relaciones entre culturay desarrollo. Como señala Arizpe [1998], “la cultura ha pasado a ser el último aspectoinexplorado, de los esfuerzos que se despliegan a nivel internacional, para fomentar eldesarrollo económico”. Iglesias [1997], subraya que se abre en este reexamen de lasrelaciones entre cultura y desarrollo, un vasto campo de gran potencial. Resalta “haymúltiples aspectos en la cultura de cada pueblo que pueden favorecer a su desarrolloeconómico y social, es preciso descubrirlos, potenciarlos y apoyarse en ellos, y hacer estocon seriedad significa replantear la agenda del desarrollo de una manera que a la postreresultará más eficaz, porque tomará en cuenta potencialidades de la realidad que son desu esencia y, que hasta ahora, han sido generalmente ignoradas”.Ubicado en este contexto bullente en reclamos por rediscutir la visión convencional deldesarrollo, e integrar nuevas dimensiones, este trabajo procura poner a foco un temarelevante del nuevo debate, las posibilidades del capital social y de la cultura, de aportar al desarrollo económico y social. Particularmente, el trabajo se centra en sus posiblescontribuciones a América Latina, una región con graves problemas en los campos de lapobreza (afecta a vastos sectores de la población) y de la inequidad (es considerado elContinente más desigual del Planeta). Seguramente la integración de estos planoscomplejizará aún mucho más la búsqueda de estrategias y diseños adecuados. Pero esaes la idea. Las políticas basadas en diseños que marginan aspectos como losmencionados, han demostrado muy profundas limitaciones.El trabajo se propone cumplir su propósito a través de varios momentos sucesivos deanálisis. En primer lugar se presentan aspectos de la crisis del pensamiento económicoconvencional. La nueva atención prestada a capital social y cultura, se inscribe en esacrisis. En segundo término se explora la idea de capital social. El énfasis se pone, en estecaso, no en la discusión teórica, sino en la presencia concreta del mismo en realidadesactuales. En tercer término, con apoyo en los desarrollos anteriores, se ingresa a observar “el capital social en acción” en realidades latinoamericanas. Se indaga a través deexperiencias concretas de la región, cómo el capital social y la cultura constituyenpotentes instrumentos de construcción histórica. Por último, se formulan algunasreflexiones sobre posibles aportes de la cultura al desarrollo latinoamericano.

[0] Morin resalta las dificultades para tener una visión clara de hacia dónde avanza lahistoria: “Estamos en lo desconocido, más aún, en lo inominado. Nuestro conocimiento detiempos actuales se manifiesta solamente en el prefijo sin forma ‘pos’ (posindustrial,posmoderno, posestructuralista), o en el prefijo negativo ‘ante’ (antitotalitario). Nopodemos dar un rostro a nuestro futuro, ni siquiera nuestro presente.